Desde los inicios de la pandemia del COVID-19 las empresas se han visto obligadas a acelerar su transformación digital para adaptarse al trabajo remoto. Sin embargo, problemas relacionados con la seguridad, disponibilidad de la información y la escalabilidad de la infraestructura llevaron a que las iniciativas para la planificación de sus infraestructuras digitales críticas se convirtieran en el foco real de sus prioridades. En este sentido, el centro de datos es en realidad la base de toda la cadena de valor de una economía digital.
Destacamos siete tendencias que en el año 2022 consolidarán la automatización, el almacenamiento y la escalabilidad como requerimientos claves para el sector. Y otros como la sostenibilidad, la distribución geográfica, integración con sistemas Cloud o la recuperación frente a desastres están cada vez más presentes y empiezan a posicionarse dentro los estándares.
Presta atención a las 7 tendencias del Datacenter para 2022
1. Automatización para evita las tareas repetitivas.
Nos encaminamos hacia centros de datos cada vez más inteligentes y automatizados, liberando al personal de tareas manuales. Automatiza los procedimientos rutinarios, tales como las actualizaciones y el reporting. Permite cumplir los procesos y controles del centro de datos de acuerdo con las normas y políticas, produce y programa todas las tareas de planificación y supervisión del centro de procesamiento de datos (CPD).
2. Almacenamiento: auge del multicloud y se acelera el edge.
Durante este 2021 los contenedores y las aplicaciones nativas en la nube han definido el almacenamiento, ya sea de manera física o en la nube, almacenando datos no estructurados, la tarea debe ser sencilla y dinámica para no complicar las labores de IT, sino por el contrario, agilizarlas. Seguirán predominando las estrategias multicloud para el almacenamiento empresarial: de esta manera, se incrementa la movilidad de los datos entre múltiples nubes. Crecerá el uso de soluciones de almacenamiento definido por software. Cada vez habrá más opciones de almacenamiento nativas de contenedores y se acelera el almacenamiento en el edge computing, ante el incremento del uso de dispositivos IoT.
3. Escalabilidad: prepararse para crecer.
Para que un sistema sea capaz de aumentar sus recursos sin disminuir su rendimiento debe ser escalable. Una arquitectura de negocio escalable, diseñada para las cargas de trabajo modernas, capaces de llevar a cabo incorporaciones fáciles para las nubes híbridas. Los servicios en la nube deberán soportar un crecimiento acelerado, ya que es muy difícil y casi imposible prever el grado de uso que una empresa puede demandar en un determinado momento, durante un periodo de tiempo considerado.
4. Reducir el impacto medioambiental
Reguladores, organismos de control, clientes y ciudadanos exigen a los operadores de los centros de datos una reducción evidente en las emisiones de carbono, una utilización más eficiente de los recursos y un ahorro de la energía que consumen. Este 2021 los principales proveedores de infraestructura cloud y operadores de centros de datos han creado el Pacto de Centros de Datos Climáticamente Neutros (Climate Neutral Data Centre Pact) una iniciativa de autorregulación para que los centros de datos en Europa sean medioambientalmente sostenibles para 2030.
5. Los datos, cuanto más cerca, más seguros
Un análisis realizado por la consultora CBRE estima que en el año 2023 España duplicará su capacidad de centros de datos, principalmente en Madrid y Barcelona, gracias a una ubicación privilegiada para atender infraestructuras de las que depende la expansión del 5G y la nube. Así pues, se cree que el crecimiento de la computación en la nube hace que la soberanía de datos sea una cuestión que preocupa cada vez más a las empresas, remarcando la importancia de tener una estrategia sólida para proteger y retener los datos en el país.
6. Migración total a sistemas cloud
La adopción y migración de sistemas a la nube está creciendo más rápido que nunca. Según Gartner, para el año 2022 el 75% de las bases de datos se desplegarán o migrarán a una plataforma en la nube.
Actualmente, ya existen numerosas empresas que cuentan con entornos híbridos, una tendencia tiene una perspectiva de crecimiento de inversión para los próximos años, debido a la alta demanda del trabajo remoto/híbrido con garantías de seguridad de la información, eficiencia y equilibrio de costes.
7. Backup también en el cloud
Durante este último año se han visto diferentes tendencias en los entornos tecnológicos de las empresas, cada vez más complejos, trayendo consigo nuevos retos para su gestión. Por ejemplo, el aumento de aplicaciones Software as a Service (SaaS), crecimiento que prevé alcanzar los 120.900 millones de dólares en este 2021, según Gartner. Esta complejidad en el entorno también ha generado una dispersión de los datos, multiplicando el riesgo de ataques. Según el Informe de Protección de Datos 2021 de Veeam el 73% de las organizaciones reconocieron que tenían un agujero de disponibilidad entre lo rápido que pueden recuperar las aplicaciones y la velocidad a la que necesitarían recuperarlas, debido a la participación de sistemas tradicionales.
El incremento de la adopción al cloud está produciendo un impacto significativo en el backup moderno. Las organizaciones son cada vez más conscientes de la importancia de salvaguardar sus datos con entornos de backup y recuperación, garantía de privacidad y cumplimiento de normativas.
El año 2020 nos llevó a reinventarnos digitalmente, acelerando la adopción de nuevas metodologías de trabajo y comunicación, empujando tanto a las personas como a los negocios a un nuevo paradigma. En este contexto, los centros de datos han jugado un papel clave a la hora de dar respuesta a las demandas más exigentes para hacer posible el teletrabajo y las nuevas formas híbridas de trabajar, que se empiezan a implementar en este 2022.
La crisis de la Covid-19 ha generado un reto imprescindible para que las empresas reconfiguren sus operaciones más críticas, aflorando una oportunidad de transformarlas durante este 2022 que podemos denominar año de transición.